La evolución humana se inicio cuando el clima de la Tierra empezó a enfriarse durante el Mioceno (hace 25-5 millones de años) y culminó hace alrededor de un millón de años, en el período glacial del Pleistoceno. Durante la primera fase del Mioceno, el clima mundial era más cálido que hoy en día. Los extensos bosques tropicales en África y Eurasia sustentaban diversas poblaciones de los primeros simios hominidos, entre los que se encontraba el antepasado común de los gorilas, chimpancés y seres humanos.
A finales del Mioceno se habían formado casquetes de hielo en los polos y un clima más seco provocó la desaparición de los bosques tropicales en África. En el este del continente, probablemente el lugar de origen de los hominidos, la situación se vio exacerbada por movimientos geológicos que produjeron la elevación de la meseta del África oriental y la formación del valle del Rift (en ingles, "valle de la falla"). Los hominidos ancestrales se vieron confinados a "islas" boscosas cada vez más reducidas, rodeadas de bosques poco tupidos y sabanas. Como consecuencia, evolucionaron desarrollando una postura bípeda erecta que les permitía recorrer grandes distancias por el suelo.
El homínido más antiguo conocido, el Ardepithecus Ramidus, de 4,4 millones de años de antigüedad, probablemente fuera bípedo, y una especie un poco posterior, el Australopithecus Afarensis, ya lo era con toda seguridad, aunque (como otros australopitecos más tardíos) conservaba una notable habilidad para trepar a los árboles. Hace tres millones de años, los australopitecos habían evolucionado en dos tipos, conocidos como robustos y gráciles. Los robustos (denominados así por sus enormes dientes y mandíbulas) no son antepasados de los seres humanos. El grácil Australopithecus Africanus poseía dentadura y mandíbulas más pequeñas y se alimentaba de plantas y de la carne que recogía de los animales muertos de las manadas de la sabana. El primer homínido al que se considera humano, el Homo habilis, apareció hace unos 2,4 millones de años. Vivía de manera similar a los australopitecos gráciles, pero tenía un cerebro mayor -casi la mitad del de un humano moderno- que el de los australopitecos y los chimpancés -un tercio del tamaño actual-. Homo habilis confeccionaba utensilios con piedras afiladas y cantos tallados para despedazar grandes animales. Esta poco desarrollada cultura de herramientas se conoce como olduvaiense, por el yacimiento arqueológico de fósiles hominidos de la Garganta de Olduvai, en el valle del Rift.
Mientras los australopitecos utilizaban herramientas sencillas, como piedras y palos, el Homo habilis confeccionaba utensilios con piedras afiladas y cantos tallados para despedazar grandes animales. Esta poco desarrollada cultura de herramientas se conoce como olduvaiense, por el yacimiento arqueológico de fósiles hominidos de la Garganta de Olduvai, en el valle del Rift.
Mientras los australopitecos utilizaban herramientas sencillas, como piedras y palos, el Homo habilis confeccionaba utensilios con piedras afiladas y cantos tallados para despedazar grandes animales. Esta poco desarrollada cultura de herramientas se conoce como olduvaiense, por el yacimiento arqueológico de fósiles hominidos de la Garganta de Olduvai, en el valle del Rift.
El Homo erectus, con un cerebro de aproximadamente dos tercios del tamaño de los humanos modernos, sustituyo al Homo habilis hace aproximadamente 1,9 millones de años. Durante el millón de años siguiente, el tamaño de su cerebro alcanzó los tres cuartos del actual, evolucionando rápidamente mientras el clima fluctuaba entre periodos glaciales secos y periodos interglaciales màs cálidos y húmedos. Habia muy poco tiempo para adaptarse físicamente a las condiciones cambiantes y los animales inteligentes que pudieron enfrentarse a las diversas situaciones modificando su comportamiento tuvieron ventajas evolutivas.
El Homo erectus dominaba el uso del fuego y era un fabricante de herramientas màs capaz que el Homo habilis, como demuestra el hacha de mano simétrica, un utensilio para despedazar carne, de la cultura achelense.
El Homo erectus dominaba el uso del fuego y era un fabricante de herramientas màs capaz que el Homo habilis, como demuestra el hacha de mano simétrica, un utensilio para despedazar carne, de la cultura achelense.
El Homo erectus fue el primer homínido que vivió fuera de África. Puede que en una fecha tan temprana como hace 1,8 millones de años se hubiera extendido a lo largo del sur y el sudeste tropicales de Asia y hace más de un millón de años ya había colonizado también zonas templadas de Europa y el norte de China. Sin embargo, no llegó ni a Australia ni a América. Podía sobrevivir en climas templados, pero no en zonas de clima ártico ni subàrtico, y habitualmente prefería la sabana, la estepa y el bosque poco tupido. La tecnología del hacha de mano se difundió a la par que el Homo erectus. En el sudeste de África se adaptó a la vida del bosque tropical, utilizando herramientas de piedra tallada y cortada y de bambú. Las poblaciones aisladas de Homo erectus empezaron a evolucionar de modos distintos hace menos de 500.000 años. En África y Europa , aparecieron distintas variedades dotadas de grandes cerebros que combinaban rasgos humanos arcaicos y modernos. Hace entre 230.000 y 150.000 años, el Homo erectus arcaico evolucionó en Europa hacia el Homo sapiens neanderthalensis, con un físico adaptado a la vida en las frías estepas y tundras de Eurasia en el periodo glacial. Esos neandertales desarrollaron la técnica de fabricación de herramientas musteriense, que también fue utilizada por grupos de cazadores recolectores en el norte de África y el Próximo Oriente (zona que también se suele denominar Oriente Medio). En África, los humanos arcaicos evolucionaron hasta convertirse en humanos anatómicamente modernos, los Homo sapiens sapiens que aparecieron hace 135.000 años.
Los primeros Homo sapiens sapiens anatómicamente modernos conocidos aparecieron en África hace 135.000 años. Hace 90.000, existían humanos con características similares en el Próximo Oriente; hace 75.000, en el este de Asia; y hace 40.000, en Europa y Australia. A finales del periodo glacial, hace 10.000 años, sólo permanecían completamente deshabitadas algunas islas oceánicas, la Antártida y zonas del Ártico superior.
Se han ofrecido dos explicaciones contrapuestas de estos hechos. Una afirma que las razas humanas modernas se desarrollaron directamente a partir de poblaciones regionales de Homo erectus: los africanos modernos evolucionaron del Homo erectus a través del Homo sapiens africano arcaico; los europeos modernos, del Homo erectus a través del Homo sapiens europeo arcaico y los Neandertales, y asi sucesivamente. Los detractores de esta teoría señalan que una evolución paralela de este tipo a lo largo de un espacio tan vasto resulta inverosímil y que no hay ningún resto fósil que la sustente. La segunda explicación, conocida como la del origen unilocal o modelo" a partir de África", se apoya en prueba genéticas que indican que todos los humanos modernos proceden de antepasados africanos que vivieron hace entre 285.000 y 150.000 años y que son descendientes de un único grupo de esta población ancestral que emigró de África hace unos 100.000 años. Según esta teoría, los descendientes de ese grupo se extendieron por Eurasia. Los humanos anatómicamente modernos habrían desarrollado el habla mejor que los nativos arcaicos, que no pudieron competir con los recién llegados y se extinguieron paulatinamente.
Homo erectus fueron sustituidas por las de humanos modernos sin que se hayan encontrado huellas de formas intermedias.
El segundo modelo resulta màs compatible con las pruebas fósiles y arqueológicas que el primero. Hace entre 120.000 y 90.000 años, el clima africano era más húmedo que en la actualidad y bandas de cazadores y recolectores podrían haber atravesado el Sahara. Los fósiles más antiguos conocidos de humanos modernos fuera de África datan de hace unos 90.000 años y se encontraron en Israel; precisamente el lugar predicho por la teoría del origen unilocal. Sólo en África se han hallado variantes intermedias entre los humanos arcaicos y los modernos. En Europa, los neandertales y los primeros humanos modernos constituyeron poblaciones diferenciadas que coexistieron durante más de 10.000 años: los neandertales no evolucionaron. En el este y el sudeste de Asia, las poblaciones de
Cuando los primeros humanos modernos llegaron al Próximo Oriente, el clima mundial estaba empezando a entrar en uno de los periodos glaciales más crudos. La tecnología humana probablemente no era apropiada para sobrevivir en los climas árticos de Europa y el Asia central, y estas zonas quedaron en manos del más resistente neandertal. Los humanos modernos se desplazaron hacia el este, hasta llegar a China y al sudeste de Asia hace unos 75.000 años. Allí desarrollaron técnicas para construir barcas o balsas y, hace 40.000 años , habían llegado a Nueva Guinea y Australia (por entonces unidas en una vasta isla continente), posiblemente mediante una serie de sucesivos viajes saltando de isla en isla. Aunque las distancias que tenían que cubrir eran relativamente cortas, ya que el nivel del mar era más bajo que en la actualidad (había una cantidad ingente de agua inmovilizada en los casquetes glaciales), estos tempranos viajes por mar supusieron un gran logro, a pesar de que posiblemente fueran accidentales.
Hace alrededor de 40.000 años, los humanos modernos entraron en Europa. A esas alturas, habían evolucionado y poseían unas características mentales modernas y las tecnología necesaria para prosperar en las frías estepas y tundras eurasiáticas. Los neandertales se extinguieron a lo largo de los 12.000 años siguientes. Las estepas y tundras eurasiáticas eran un terreno propicio para los cazadores de finales del periodo glacial gracias a las manadas de renos, caballos, bisontes y mamuts que las recorrían. Hace 35.000 años, las bandas de cazadores ya habían penetrado en el Asia central, y hace 20.000 años, otros grupos, provenientes quizá del norte de China, habían llegado al noroeste de Siberia. La zona que ahora ocupa el estrecho de Bering era entonces una llanura fría que cruzaron algunos grupos para llegar a América hace 15.000 años. El avance hacia el interior del continente se vio impedido por inmensas capas de hielo. Hace entre 14.000 y 12.000 años, el hielo empezó a retroceder y bandas de cazadores recolectores (los paleoindios) pudieron llegar al centro de América del Norte. Los primeros asentamientos paleoindios se caracterizan por la presencia de puntas acanaladas de proyectiles, de factura muy bella , que utilizaban para la caza mayor. Los paleoindios se extendieron rápidamente a lo largo de toda América y pudieron haber llegado a la Patagonia , en el sur del continente, hace 11.000 años.
LA APARICIÓN DE LA AGRICULTURA
Entre el año 10.000 y el 5.000 a.C. , aparecieron comunidades agrícolas de forma independiente en muchas zonas como consecuencia de los cambios medioambientales que siguieron al final del periodo glacial. Pero el clima más cálido no sólo produjo efectos beneficiosos: a medida que se fueron fundiendo los casquetes de hielo, se elevaron los niveles del mar, inundando inmensas áreas de caza situadas en tierras bajas. La sabanas, las estepas y las tundras, todas con abundante caza mayor retrocedieron a la par que avanzaban los bosques.
En muchas zonas, los cazadores recolectores empezaron a explotar en mayor medida que antes recursos como pequeños pájaros, pescados y plantas. Fue en estas comunidades donde primero apareció la agricultura. Probablemente, la primera fase consistió en plantar las semillas de las plantas silvestres comestibles preferidas para garantizarse su disponibilidad continuada. A continuación, vino la domesticación de las plantas comestible reproduciendo las variedades con características deseables. Dado que las semillas poseían un alto contenido en carbohidratos y resultaban fáciles almacenar, las plantas comestibles domesticadas más importantes fueron los cereales - trigo, cebada, avena, arroz, mijo y maíz- que todavía constituyen la base de la dieta hoy en dia.
Por el contrario, en ese periodo se habían domesticado relativamente pocas especies animales, la mayoría de las cuales eran especies que vivian en manadas, cuya propensión a "seguir al líder" las hace fáciles de manejar . La domesticación de animales se inicio con el seguimiento y la elección selectiva de manadas salvajes. Más tarde se encerró a los animales en corrales y luego se practicó su reproducción controlada para conseguir las características deseadas. Los núcleos agrícolas más antiguos poseían abundantes plantas silvestres y animales que podían domesticarse. En otros lugares, la aparición de la agricultura dependió de la introducción de cultivos y ganado desde zonas agrícolas asentadas.
Por el contrario, en ese periodo se habían domesticado relativamente pocas especies animales, la mayoría de las cuales eran especies que vivian en manadas, cuya propensión a "seguir al líder" las hace fáciles de manejar . La domesticación de animales se inicio con el seguimiento y la elección selectiva de manadas salvajes. Más tarde se encerró a los animales en corrales y luego se practicó su reproducción controlada para conseguir las características deseadas. Los núcleos agrícolas más antiguos poseían abundantes plantas silvestres y animales que podían domesticarse. En otros lugares, la aparición de la agricultura dependió de la introducción de cultivos y ganado desde zonas agrícolas asentadas.
Algunas comunidades de cazadores recolectores pasaron del cultivo ocasional de plantas silvestres (agricultura incipiente) a una economía plenamente agrícola mucho más rápido que otras. Los agricultores tenían que trabajar más que los cazadores recolectores y fueron pocos los que hicieron la transición de buena gana. Probablemente fue el crecimiento de la población lo que obligó a muchos de ellos a adoptar el cultivo para aumentar la provisión de plantas silvestres. En el Creciente Fértil del Próximo Oriente, el lugar donde primero se desarrolló la agricultura, la transición de la agricultura incipiente a la dependencia de los cereales domesticados duró tan sólo tres siglos, del 8000 al 7000 a.C., y los animales domesticados sustituyeron a la caza de los salvajes un milenio después. En Mesoamérica se desarrolló un modo de vida plenamente agrícola pocos siglos después de la domesticación del maíz. En el este de América del Norte, la caza y la recolección siguieron siendo la principal fuente de recursos alimenticios durante aproximadamente los tres mil años que siguieron al primer cultivo de plantas domesticadas, alrededor del 2500 a.C. Incluso los agricultores que cultivaban la mayor parte de sus alimentos seguían explotando los recursos silvestres.
La mayoría de los cazadores recolectores tenían que cargar con cuanto poseían de campamento en campamento; los agricultores eran sedentarios, por lo que el peso dejó de ser un factor tan determinante. Las nuevas herramientas, como las hachas de piedra pulimentada para el desmonte, azadas, hoces y muelas, aparecieron ya en las primeras culturas agrícolas. En ellas también se extendió el uso de la cerámica, necesaria para almacenar y cocinar.
La cerámica a su vez, llevo a otros avances tecnológicos: los hornos que se desarrollaron en algunas zonas para cocer los objetos de barro proporcionaron el medio para fundir y vaciar metales (primero el cobre y el oro, luego el bronce y finalmente el hierro). También la rueda se empleó en primer lugar para fabricar cerámica y sólo màs adelante se aplico al transporte. El hilado y tejido de fibras de animales y plantas fue asimismo importante en las primeras comunidades agrícolas.
La cerámica a su vez, llevo a otros avances tecnológicos: los hornos que se desarrollaron en algunas zonas para cocer los objetos de barro proporcionaron el medio para fundir y vaciar metales (primero el cobre y el oro, luego el bronce y finalmente el hierro). También la rueda se empleó en primer lugar para fabricar cerámica y sólo màs adelante se aplico al transporte. El hilado y tejido de fibras de animales y plantas fue asimismo importante en las primeras comunidades agrícolas.
Las implicaciones sociales de la adopción de la agricultura no fueron menos transcendentales. Los pueblos agrícolas acumulaban posesiones materiales a una escala muy superior a la que podían alcanzar la mayoría de los cazadores recolectores. Como consecuencia, se acentuaron las diferencias sociales y el igualitarismo de la sociedad de cazadores recolectores dejó paso a estructuras más complejas y jerarquizadas.
Otra transformación fundamental que la agricultura posibilitó fue un crecimiento extraordinario de la población humana. Un único cazador recolector necesitaba alrededor de 25 kilómetros cuadrados para ganarse el sustento, incluso en terrenos favorables. Por el contrario, hasta las formas más primitivas de agricultura permitían alimentar unas 20 personas en un solo kilómetro cuadrado. Y la población podía ser aún mayor en las zonas en que era posible intensificar la producción de alimentos arando o mediante el riego artificial. Mientras el paradigma de una sociedad de cazadores recolectores era una banda nómada de entre 30 y 50 miembros, los métodos agrícolas más sencillos podían sustentar poblados de cientos de personas y ciudades de miles de habitantes si se aplicaban técnicas de agricultura intensiva.
Otra transformación fundamental que la agricultura posibilitó fue un crecimiento extraordinario de la población humana. Un único cazador recolector necesitaba alrededor de 25 kilómetros cuadrados para ganarse el sustento, incluso en terrenos favorables. Por el contrario, hasta las formas más primitivas de agricultura permitían alimentar unas 20 personas en un solo kilómetro cuadrado. Y la población podía ser aún mayor en las zonas en que era posible intensificar la producción de alimentos arando o mediante el riego artificial. Mientras el paradigma de una sociedad de cazadores recolectores era una banda nómada de entre 30 y 50 miembros, los métodos agrícolas más sencillos podían sustentar poblados de cientos de personas y ciudades de miles de habitantes si se aplicaban técnicas de agricultura intensiva.
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